Anhelos
Desde pequeño, yo hacía dibujos los cuales gustaban entre mis amigos. En la escuela de arquitectura poseía uno de los mejores croquis de entre varias generaciones que se traslapaban entre los distintos cursos. Pese a esto, siempre sentí que podía hacer algo más... La pintura al óleo era un sueño lejano y que, por largo tiempo mis limitaciones económicas me hicieron dejar de lado muchas actividades de esas "que llenan el alma" incluso por mucho tiempo olvidé hasta que podía hacer dibujos... Aunque muy de vez en cuando rayaba algún papel por ahí.
Como esto del dibujo yo lo traía de nacimiento y no fue algo que aprendí, supongo que es el motivo de porqué uno no se olvida de sus talentos como sí pasa a veces con otros conocimientos que uno ha aprendido. Cuando era más joven, recuerdo que me sabía el nombre de muchas obras de música clásica ( en una ocasión comencé una lista pero me aburrí después de haber pasado las cien), podía decir el autor, nombre de la obra incluso el número de movimiento, ahora me pasa de vez en cuando y más veces de las que quisiera, que, reconociendo la melodía, no puedo recordar el nombre de la obra y lo peor es que sé...que sabía.
La librería
Una tarde del mes de julio de 2015, pasé por afuera de una librería, de esas que no venden libros... De esas que venden lápices, tintas para impresora, cuadernos, goma Eva , agendas y todo eso... Desde afuera divisé las telas para pintar y algo en mi interior me dijo " ahora es el momento" quizás era porque esta vez sí tenía los recursos, pero lo importante es que esa tarde llegué con una tela y una pinceles devuelta a mí hogar.
Con mucha cautela para no arruinar esa valiosa primera tela, decidí hacer una prueba en una superficie de cartón que noblemente se me ofreció después de haber servido como la tapa de una caja de pizza que habíamos consumido el día anterior. El resultado fue mas de lo que esperaba y me dió animo para atacar esa primera tela.
No hay comentarios:
Publicar un comentario